El otro día me paré a pensar detenidamente aquellas cosas que me proporcionan pequeños momentos de felicidad, y me di cuenta de que hay un montón, y de que la mayoría de ellas me pasan desapercibidas a lo largo del día porque se han convertido en pura rutina. Voy a intentar sacarlas de esa monotonía para que recobren el esplendor y la fama que se merecen.
Por ejemplo, que bién te sientes después de una buena ducha, o un buen baño, y que sensación más agradable proporciona meterte entre las sábanas limpias después de tu aseo diario.

Y si además lo podemos convinar con lo de las sabanas limpias ya es un placer cercano al pecado, que digo? no! deberíamos constituirlo como un nuevo mandamiento,
“ Honorarás a la ducha y a las sábanas limpias sobre todas las cosas”
En la próxima te cuento más placeres y todos mu baratitos.
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