Por fin vuelve la calma

Dos semanas después ya hemos vuelto de la "Lluna de Mel". Me moría de ganas por volver un poco a la normalidad, o mejor dicho, a la vida diaria, porque normal normal ya hace casi siete meses que no es normal, pero volver al Hogar dulce hogar ya me hacía falta.
La Boda..., que puedo decir, aunque no salió todo bajo lo previsto, no salió nada mal, o esa fue la impresión que a mi me dió. Si me pongo a pensar seriamente creo que solo hubo un par de percances, y aun así no fueron nada importantes, o en realidad es que no quisimos darles mucha importancia.
El primero fué que cuando fuimos a comenzar la ceremonia del casamiento nos dimos cuenta de que " upss! nos hemos dejado en casa el guión!" pero "no paaassa naada, lo volvemos a hacer sobre la marcha". Bueno, creo que el resultado no quedó nada mal tampoco, y lo mas importante, nadie se dió cuenta.
El seugndo fué que el novio mantenía una interesante conversación, y cuando dió un paso hacia atrás no vió que estaba metiendo el pie dentro del cuenco de una vela de jardín, lo que hizo que toda la cera le salpicase los pantalones, peeero, en un santiamen aparecieron manos bienintencionadas por todas partes que le limpiaron (más o menos) toda la vela y realizamos nuestra entrada en el banquete radiaaaantes como si no hubiera pasdo nada.
Toda la boda estubo plagada de pequeños detalles que no quisiera olvidar, pero quisiera destacar el momento en que jiré la vista y tropecé con la visión de mi hermana acuclillada a los pies de la pergola (donde nos estabamos casando), con la camara de fotos en el regazo y llorando a moco tendido pero con una sonrisa en la boca. Esa imagen seguro que no se me olvida. Te quiero teta.
Y de la luna de miel hay que decir que fue como las de las películas, romántica, empalagosa e idílica, y no cuento más para no dar rabia.
Ahí os dejo una foto de cada, de la entrada a la boda y de la luna de miel, uno de tantos campos de girasoles de los que la Toscana está plagado.